martes, 10 de febrero de 2015

CUANDO DE EGO SE TRATA

Cuando tenemos que comunicarnos con los demás al momento de realizar un trabajo, nada es más importante que dejar nuestras miserias de lado y poder observar la situación con la mejor predisposición posible. Y entiendo por predisposición, el hecho de permanecer abierto a escuchar, a intercambiar ideas y opiniones, a tomar las críticas constructivas sin ofendernos. En definitiva, estar abiertos a generar una estructura de trabajo que nos permita estar en constante cambio. Un cambio productivo, que mejore nuestro negocio y que –además- mejore nuestra forma de manejarlo.
En realidad, lo más rico del trabajo es el intercambio. Si éste no existiera, todo se vería limitado pura y exclusivamente a nuestra forma de pensar, hacer y a la larga, posiblemente terminaríamos estancándonos. Por eso, es importante asumir desafíos, relacionarnos con personas que piensen de otras maneras, conocer otras culturas, indagar en temáticas nuevas. Todo aquello que sea auténtico traerá nuevos cambios en lo que hacemos, además de enriquecer nuestro conocimiento.
Es bastante común que cuando llega el momento de intercambiar ideas, algunas personas no logren desprenderse de estas miserias que comentaba antes. Estas cuestiones, cuando suceden, son evidentes; porque algunos sentimientos como el rechazo, la excusa, la negación, el ego herido, la crítica destructiva, la susceptibilidad, los celos y tantos otros, comienzan a aflorar.
Si nuestro objetivo es aprender, crecer, mejorar nuestra performance, nada es mejor que trabajar sobre estos sentimientos negativos que sólo nos llevan a estancarnos. Cuando aprendemos a escuchar, a criticar positivamente, a permanecer abiertos al cambio, a trabajar en la empatía; lograremos conquistar a ese otro, convertirlo en un aliado y a partir de ahí, a construir de una forma que resulte productiva para todos.
Comunicar no es hablar, comunicar es saber escuchar, y sobre todo, es estar abierto porque así es este proceso mediante el cual nos relacionamos con los demás. Y la actitud influye completamente en nuestra manera de hacerlo.
Por Florencia Borrilli

lunes, 14 de abril de 2014

Vendedores de humo

Hoy recibí un libro, lo tuve que leer de compromiso, para hacer una nota sobre el tema, así que me dispuse a hacer una lectura veloz. A primera vista me resultó atractivo el tema, o por lo menos el abordaje. No quiero develar el nombre ni sus autores. Aunque, sólo a modo de indicio, diré que se trata de un afamado psicólogo actual que escribió este nuevo ejemplar en compañía de otra especialista. Los dos provenientes de campos totalmente diferentes, tuvieron la idea de realizar este trabajo conjunto, que hubiera sido un gran libro, de no ser porque se olvidaron de algo fundamental: escribir un libro de a dos es trabajar en un proyecto común y no simplemente ideas aisladas e inconexas que conviven "de prepo" en las mismas páginas.
Una pena, la idea era buena, pero… como tantas otras veces, lo que resulta eficaz marketineramente carece de contenido y de sentido.
Pero por qué no me gustó y –sobretodo- por qué me produjo ganas de escribir al respecto (después de todo, podría haber terminado mi nota, cerrar el tema y olvidarlo para siempre). Lo que me molestó fue la subestimación al lector. El tupé de seguir sumando títulos descomprometidos y desalmados al mundo editorial. La apuesta de editoriales que siguen publicando “nombres” en vez de “contenidos”. La movida comercial en desmedro del trabajo comprometido. La superficialidad de la palabra empleada, la falta de corrección, de revisión… y tantas otras cosas.
Pero sobre todo, la certeza de que aquello que pudo haber sido un aporte (después de todo, un libro siempre es la puerta de entrada al pensamiento, cualquiera sea su temática o su registro), termina siendo una alternativa de pasatiempo banal, comparable a un crucigrama o a un simple sudoku.


viernes, 21 de marzo de 2014

Poesía

Aprovechando que hoy se conmemora el Día Internacional de la Poesía...


afuera llueve

dos cuerpos se reúnen
chocan
arremeten contra la tempestad

allá
lejos de la negrura
que la noche le permite a los amantes
nadie imagina
                            nadie sabe
que una habitación arde en llamas

dos cuerpos se encuentran
se entregan
en un enfrentamiento triunfal

en esa lucha
se muerden se retuercen
y algún gemido perdido
resuena en otra ventana

asfixiados de deseo
abstraídos
como si fueran a despedirse
rompen el silencio
y se arrebatan el tiempo

entre los dos
no existe más que un cuarto
que los cuerpos buscan

para rendirse ante el amor

Flopi Borrilli

martes, 11 de marzo de 2014


Me cansé de las frases positivas.

De las citas motivadoras.

De los pensamientos cortitos y pseudo inteligentes.


¿Por qué nos deberían interesar?

¿Por qué se los comparte, se los reenvía, se los twitea…?

…¡y no me digas que nunca lo hiciste porque no te creo!

 
¿Responden a algún tipo de pregunta existencial?

¿Realmente resuelven algo?

¿Será que se siente lindo probar, a ver si funcionan, a ver qué pasa…?
 

¿Son simpáticos?

¿Son moda?

¿Son pensamientos mágicos…?
 

A mí no hablen de energía positiva… ¡a mí no!

A mí no me vengan con razonamientos facilongos

No intenten comprarme con fórmulas sintéticas para la felicidad.

 
A mi regálenme un argumento…

Obnubílenme

Enrédenme… no me la hagan fácil.

 
No me escatimen las palabras,

Sáquenme a la calle para pensar en voz alta

Llévenme, simplemente, donde las cosas pasan.

jueves, 27 de febrero de 2014

Pueden pensar en mi perfume y con ese aroma viajar en el tiempo y en sus recuerdos; pero también puedo lastimarlos con mis espinas. Casualmente me marchito y otras brillo con una luz propia que hasta parece irreal.
Puedo durar muchísimo en sus vidas, o acaso un efímero instante. En ocasiones, depende cómo y cuánto me cuiden y en otras no depende de nada que tengan bajo control.
A veces soy tan exótica, que la gente me mira y se pregunta: ¿Cómo puede existir algo tan perfecto? De hecho, me conservan en agendas y cuadernos, y allí paso años, ya sequita y cansada de tanto andar. Otras veces me regalan, por amor o compromiso… en momentos maravillosos y en los más terribles también. 
Suelen ponerme en un vasito con agua y apenas recordar que sigo ahí, y también me hablan y me cantan canciones suavemente para que nunca muera.
Quizás me vean, quizás no; porque puedo ser tan pequeña hasta insignificante… ahora cuando llamo la atención, mmm… ¡será difícil olvidarme!



La Flor